lunes, 1 de diciembre de 2014

CUANDO LA POLÍTICA USA A LA JUSTICIA PENAL PARA SATISFACER VENGANZAS



En su discurso ante la Asociación Internacional de Derecho Penal, pronunciado el día 23/OCT/20I4, el Papa Francisco, refiriéndose a fomentar la venganza en ámbitos judiciales, dijo lo siguiente:

“En la mitología, como en las sociedades primitivas, el público atribuye poderes maléficos a aquellos acusados de los problemas de la comunidad y que por esto serán sus víctimas sacrificiales. Esta dinámica no está ausente en la sociedad moderna. La realidad demuestra que, aunque existan instrumentos legales y políticos para enfrentar y resolver los conflictos, esto no ofrece garantías adecuadas para evitar que ciertos individuos sean acusados por los problemas de todos.”



En toda república civilizada la justicia debe ser independiente a ultranza. Debe honrar la verdad, nada más que la verdad y toda la verdad. Pero en nuestro país, desgraciadamente el gobierno kirchnerista, haciendo de la mentira su principal y cotidiano argumento, impuso políticas que manosean en forma descarada a la justicia, fomentando la venganza.


En el año 2003, los oportunistas gobernantes santacruceños, presionados por las "organizaciones llamadas de DD. HH," (todas presididas por terroristas o sus parientes), apuntalados por políticos "progres" u oportunistas funcionales de la oposición, como también por periodistas surgidos de los claustros gramscianos o muy bien pagados, no titubearon en hacer de las FF. AA. el perfecto “Chivo expiatorio”: Culpable de todos los males de la comunidad, únicos “demonios”, “genocidas”, “criminales de lesa humanidad”, “terroristas de estado”, “represores de jóvenes idealistas”, etc., etc.

En forma planeada puntillosamente, incidieron con su propaganda en todos los ámbitos posibles: Justicia, política, cultura, educación, deportes, etc., con el objeto de crear en la opinión pública sentimientos de odio y venganza contra las fuerzas legales que defendieron al país de los ejércitos terroristas que lo atacaron. Sin importarles violar la verdad histórica, la Constitución y las leyes.


En este accionar judicial direccionado por la denominada “política de DD. HH.” se advierten muchas anormalidades que no corresponden a un debido proceso judicial, sino a una evidente venganza:
  • Una mancomunada acción entre querellantes, fiscales y jueces, ignorando a las defensas.
  • Gran cantidad de organizaciones querellantes, todas con fuerte apoyo estatal y algunas dependientes directamente del Poder Ejecutivo, como las Secretarias de DD.HH.
  • Fiscales que no buscan la verdad, sino ocasionar el mayor daño posible a los procesados.
  • Jueces que ignoran el verdadero contexto histórico de supuestos delitos cometidos en una guerra librada hace casi 40 años, tratándolos sin pudor como delitos comunes cometidos hoy.
  • No se conocen procesos por falso testimonio, pese al cúmulo de evidencias que dan lugar a firmes sospechas sobre testimonios falaces, armados por la querella y los fiscales.
  • Juzgados que aceptan la acción de “barras bravas de DD.HH”, con sus canticos, carteles y panfletos, profiriendo insultos y agravios a los acusados, evidentemente organizadas por la querella (incluyendo al Estado querellante). Los juicios se convierten así en un espectáculo circense y politiquero, cuando deberían ser respetables actos de justicia.
  • Imposición automática de prisiones preventivas a todos los imputados, superando por muchos años los límites impuestos por las leyes y por los tratados internacionales
  • Máximas penas a los procesados, metiendo a todos en una bolsa llamada “Plan de exterminio”.
  • Negación de la legal prisión domiciliaria, sin fundamentos válidos, a ancianos soldados que superaron ampliamente los 70 años, porque no padecen enfermedades graves o terminales.
  • Aplicación de sanciones colectivas a los detenidos, sin tener en cuenta su conducta individual, negándoles la atención hospitalaria correspondiente, porque algún preso se fugó.
  • Y muchas más aberraciones judiciales que alargarían demasiado este listado.

Ésta politizada justicia ya produjo más de 1.800 presos políticos y más de 260 muertos cautivos.


¡Esto no es justicia, es venganza!  ¡No es lo que el Papa Francisco pide al mundo!

N/E: La autoría de las presentes reflexiones corresponde a un detenido como “Preso Político”, cuya identidad se mantiene en reserva por razones de seguridad.

NOTA: Las imágenes no corresponden a la nota original

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