sábado, 22 de octubre de 2016

LA ARGENTINA Y LOS DERECHOS HUMANOS: EL ESTADO CULPOSO

La política de Derechos Humanos se ha convertido en un terreno resbaladizo para la Administración Macri...

La política de Derechos Humanos se ha convertido en un terreno resbaladizo para la Administración Macri. Además de mantener un sentimiento de culpa hacia algunos organismos, el Presidente desconoce la manera de posicionarse frente a los procesos judiciales abiertos por delitos de lesa humanidad. Lo que comenzó siendo en los inicios del kirchnerismo una reparación histórica por la barbarie del Estado durante la última dictadura militar de la Argentina, derivó en una caza de brujas. El mensaje de propaganda partió desde el oficialismo kirchnerista, alcanzando límites insospechados y llegando hasta el absurdo de procesar a ex funcionarios de la justicia que sirvieron en la década del setenta. Los casos del juez Pedro Hooft en Mar del Plata y los Doctores Luis Miret y Guillermo Petra Recabarren en Mendoza dan buena cuenta de ello.

Foto: Daniel Adler (Justicia Legítima)

La mejor prueba de este Estado culposo la dio el confuso episodio de la placa descubierta en el Colegio Militar en homenaje a los cincuenta años del egreso del Capitán Héctor Cáceres, ultimado en Tucumán en ocasión del denominado Operativo Independencia. Al día siguiente, el Ministerio de Defensa ordenó retirar dicha placa, conforme la misma identificaba al ERP como 'guerrilla marxista'. Curiosidad: los propios 'erpianos' supieron definirse de esa manera.

En ocasiones, la indecisión del Gobierno Nacional tolera la ocurrencia de situaciones ridículas. Así, por ejemplo, en el proceso contra CNU (Concentración Nacionalista Universitaria) en Mar del Plata -donde la fiscalía interviniente exigió cadena perpetua para civiles, en su mayoría abogados, y a un ex fiscal, por delitos de lesa humanidad sin hallarse prueba fáctica-, la querella llegó a solicitar, para uno de los imputados, 'realizar actividades académicas donde se desarrollen temáticas como pensamiento político y tolerancia, y los errores de la prepotencia en la política, donde el condenado pueda arrepentirse de sus pasadas acciones de persecución a los que pensaban diferente'. Los albaceas de este reclamo son César Sivo, abogado de H.I.J.O.S., una de las agrupaciones que usan el 'escrache' y la violencia como modus operandi de protesta, y Daniel Adler, inocultable referente de Justicia Legítima en Mar del Plata. Ineludible segunda lectura: el kirchnerismo se arroga hoy idoneidad moral para acusar a terceros intolerancia y persecución.

Acaso el Ministro de Defensa, Julio Martínez, deba repasar las lecciones compartidas por la historia reciente, previo a descolgar placas.

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