viernes, 8 de julio de 2016

MANIFIESTO SOBRE DERECHOS HUMANOS EN LA ARGENTINA


LA POLITICA DE DERECHOS HUMANOS: PERSECUCIÓN Y EXTERMINIO

Yacen en prisión privados de todos los derechos legales y humanos desde hace más de diez años, los militares, policías, agentes del Servicio Penitenciario, de las Fuerzas de Seguridad y civiles que durante el gobierno militar o antes que éste, se opusieron a las organizaciones terroristas, o fueron señalados como enemigos por los gobiernos de los Kirchner.

Los únicos presos de más de 70 años, con 80 y 90 años que tiene el Servicio Penitenciario argentino pertenecen a este grupo vulnerable de personas.

Trescientos sesenta y nueve ya han muerto detenidos, ventisiete de ellos durante el gobierno actual.

Son los únicos en la historia judicial de la Nación a los cuales se les aplica retroactivamente la ley penal.

Los únicos a los que se les aplica una ley penal no escrita.

Son los únicos a los que se mantiene en prisión provisional, luego de dos, tres, seis, diez y más años.

Son los únicos a los cuales no se les concede la excarcelación, la libertad condicional, ni la ley más benigna para el cómputo de sus penas.

Los únicos a los que se les desconocen los beneficios de las leyes de pacificación dictadas por el Congreso y el instituto de la prescripción.

Los únicos a los cuales se les impide estudiar en prisión y acceder a cursos que disminuyan sus condenas.

Cualquier enfrentamiento armado en que hayan participado con terroristas es considerado un homicidio imprescriptible dentro de un plan de exterminio.

Basta un legajo con la indicación de un destino militar, una condecoración por haber sido herido en combate o un solo testimonio, luego de 40 años, para que se los condene a cadena perpetua, no importa la prueba, el grado o la función que cumplieron.

Mientras que la Cámara que juzgó a los Comandantes, le impuso a uno de ellos la pena de cuatro años y medio de prisión, cuarenta años después suboficiales de cualquier Fuerza son condenados a cadena perpetua por haber hecho guardia en una dependencia militar o policial.

¿Esto es un Estado de Derecho?; ¿es ésta la Nación que proclamó siempre, orgullosa, el imperio de la ley y la igualdad de todos sus habitantes?.

Urge terminar con la doctrina que instaló la posibilidad de juzgar a alguien por una ley no escrita, aplicada a unos y no a otros, generadora de desigualdad e inseguridad para todos.  Basta de discriminación a las FFAA y de Seguridad. Basta de persecución y exterminio por motivos ideológicos.

Sin legalidad no es posible arribar a la Justicia. 


MESA DE CONVERGENCIA REPUBLICANA

LA CARTA DE UNA EX DETENIDA EN LA ESMA SOBRE LA RENUNCIA DE DARÍO LOPÉRFIDO

María Luján Bertella reflexiona acerca de la oportunidad histórica de discutir sobre los desaparecidos, un tema que se retomó en vísperas de esta fiesta patria


La renuncia de Darío Lopérfido al ministerio de Cultura porteño reflotó la discusión acerca de los desaparecidos durante la dictadura cívico militar, luego de la controversia que generó su reflexión sobre los procesos de violencia en el país y la relativización del número de desaparecidos en un encuentro en Pinamar en enero.

En vísperas de la fiesta patria que celebra los 200 años de Independencia, María Luján Bertella, una ex detenida en la ESMA, reflexiona en una carta enviada a LA NACION sobre las declaraciones del ex ministro y la oportunidad histórica de debatir acerca de los desaparecidos durante la última dictadura.

En la carta, titulada Paradojas del Bicentenario: la continuidad de la confrontación en derechos humanos, Bertella (secuestrada en octubre de 1979 y liberada el 21 de noviembre de ese año), dice que "no quisiera caer nuevamente en la discusión acerca de si los desaparecidos fueron 30.000 o fueron 8000" ya que "la variación en los números no hace menos grave los hechos sucedidos durante la represión del Estado".

En cambio, pone de manifiesto la necesidad de seguir hablando acerca de lo sucedido, y cuestiona: "Se argumentó que las declaraciones del Ministro de Cultura porteño atentaban contra una bandera histórica, pero. ¿La bandera histórica de los 30.000 desaparecidos es una bandera histórica inapelable? (...) Ya en el 2009 Graciela Fernández Meijide y Estela Carlotto habían hecho declaraciones en torno al mismo debate. Significa esto que lo que Lopérfido refiere es una discusión que ya está instalada en buena parte de la sociedad, pero.. ¿es que de eso seguimos sin hablar?".

La carta completa

Paradojas del Bicentenario: la continuidad de la confrontación en derechos humanos

En el Congreso Eucarístico Nacional realizado en San Miguel de Tucumán entre el 16 y el 19 de junio, Monseñor Arancedo en su homilía central expresó: "Queridos hermanos, especialmente queridos jóvenes, sintámonos protagonistas de una Argentina dispuesta a superar odios y divisiones que nos enfrentan y aíslan, no temamos reconocer errores, vivamos nuestro presente, nuestras relaciones y nuestra historia con espíritu de reconciliación que no es debilidad, sino expresión de fortaleza moral y madurez espiritual."

En la celebración oficial del Congreso por el Bicentenario de la Independencia en Tucumán, Gabriela Michetti leyó un documento consensuado: "Tenemos frente a nosotros el desafío y a la vez la firme convicción de que este nuevo siglo que comienza será el de la equidad, el de la inclusión y el de la convivencia, respetando la diversidad y el pluralismo".

Paradojas del Bicentenario. en el mismo día se informa que fue aceptada la renuncia al Ministro de Cultura porteño, Darío Lopérfido y si bien considero que debe existir más de una razón subyacente en esta decisión, vuelve a trascender públicamente el debate en torno a sus declaraciones sobre el número de desaparecidos en la última dictadura militar.

No quisiera caer nuevamente en la discusión acerca de si los desaparecidos fueron 30.000 o fueron 8.000. La variación en los números no hace menos grave los hechos sucedidos durante la represión del Estado.

Sólo decir que, evidentemente entre 8.000 y 30.000 hay una proyección estimativa de personas desaparecidas que nunca fueron denunciadas por sus familiares. ¿Podemos hablar de ello? Se argumentó que las declaraciones del (ex) Ministro de Cultura porteño atentaban contra una bandera histórica, pero . ¿La bandera histórica de los 30.000 desaparecidos es una bandera histórica inapelable?

Ya en el 2009 Graciela Fernandez Meijide (ex integrante de la Asamblea Permanente de Derechos Humanos y de la Conadep) y Estela Carlotto (Presidenta de Abuelas de Plaza de Mayo) habían hecho declaraciones en torno al mismo debate (Perfil, 3/8/09). Significa esto que lo que Lopérfido refiere es una discusión que ya está instalada en buena parte de la sociedad, pero. ¿es que de eso seguimos sin hablar?

Estamos frente a un momento histórico que requiere gestos de generosidad por parte de toda la ciudadanía, por parte de todas las instituciones, los grupos, las personas. La generosidad es en torno al debate de la verdad histórica de los hechos sucedidos en los años 70, generosidad para escuchar al otro, al que piensa diferente, a la construcción conjunta de la memoria que transmitimos a las nuevas generaciones.

En este contexto sigue sin interesar a la sociedad cual es la cifra de las víctimas del accionar violento de las organizaciones armadas, durante el período democrático anterior al golpe y posterior al 24 de marzo de 1976. Y no es para abonar la teoría de los dos demonios, es pura responsabilidad frente a los jóvenes de que se conozca y debata la historia completa.

Si las consideraciones de Darío Lopérfido fueron expresadas de manera terminante, la respuesta, en lugar de ser demostrativa del camino que proclamamos como sociedad querer recorrer, es aún más contundente y extrema. una vez más, quien piensa diferente debe ser excluido. aunque internamente seamos muchos los que reconozcamos que sus dichos tienen parte de verdad. Intuyo. creo reconocer en esta decisión fuertes presiones que quizás deberíamos repensar como sociedad. De lo contrario, ¿cómo saldremos de la confrontación de las verdades que creemos absolutas y de la consideración que el que opina diferente debe desaparecer?

Si el desafío del Bicentenario es el respeto a la diversidad y al pluralismo, construyamos la verdad entre todos, es nuestro compromiso frente a las nuevas generaciones, no abortemos el debate, dialoguemos con madurez, no censuremos.

María Luján Bertella
Magister en Ciencias de la Educación
Ex detenida desaparecida / Testigo Causa Esma Unificada


ESPERT LAMENTÓ LA RENUNCIA DE LOPÉRFIDO: TAMBIÉN NEGÓ LOS DESAPARECIDOS EN DICTADURA

El economista neoliberal se lamentó por la renuncia de Darío Lopérfido, a quien reivindicó "por haber dicho la verdad" respecto a que "no hubo 30.000 desaparecidos en la Dictadura".


"En Argentina no hubo 30 mil desaparecidos, se arregló ese número en una mesa cerrada", había dicho Darío Lopérfido a Luis Majul, lo que motivó el repudio de personalidades y organizaciones sociales y político.

Artistas y trabajadores de la cultura, incluso, iniciaron una campaña reclamando la renuncia del funcionario macrista, quien trató de mirar para otro lado cuando al final de cada función, los actores expresaban el claro repudio a su presencia ante escenarios porteños.

Hasta ahora, la único solidaridad que cosechó el renunciado funcionario es la del economista de derecha José Luis Espert, quien coincidió con el negacionismo loperfideano al tuitear: "Lamento la renuncia de Loperfido por haber dicho la verdad: no hubo 30.000 desaparecidos en la Dictadura. Mal q se imponga la mentira".


FUENTE: http://www.diarioregistrado.com/politica/espert-lamento-la-renuncia-de-loperfido--tambien-nego-los-desaparecidos-en-dictadura_a577d86cdcfe4c87c72d764bf

DESIGUALDAD JUDICIAL


Por mucho menos de lo que han declarado en sede judicial tanto Pérez Corradi como Martín Lanatta, sindicados como ideólogo y uno de los ejecutores del triple crimen de General Rodríguez, respectivamente, hay muchos militares y civiles, inocentes ellos, que mueren en las cárceles, sin sentencia firme, a causa de falsos testimonios de apócrifos testigos.

Mientras tanto, "La Morsa" sigue sin ser siquiera llamado a declaración indagatoria. Vaya Justicia.

Julio Vicente Uriburu


EL PRECIO DE DECIR LA VERDAD

Abrir debates, escuchar y aceptar las opiniones de todos es el mejor camino para llegar a la verdad, sin fanatismos, cerrazones ni censuras


La salida de Darío Lopérfido del Ministerio de Cultura porteño estuvo precedida por una serie de hechos que, una vez más, nos mueven a reflexionar sobre la cerrazón de algunos sectores, más fanáticos que racionales, a debatir sobre datos extremadamente dolorosos del pasado reciente. Los dichos del ahora ex ministro -quien seguirá al frente del Teatro Colón- respecto de que no fueron 30.000 los desaparecidos durante el último gobierno militar y que "la historia dice que los Montoneros construyeron la democracia cuando en realidad la atacaron" desataron una dura embestida contra Lopérfido tanto de sectores del kirchnerismo, que consideran el tema de los derechos humanos de su exclusiva propiedad y no admiten disensos ni dudas, como de representantes del oficialismo, que prefirieron ampararse en una supuesta "corrección política" antes que defender el derecho de todos a poder expresarse libremente.


Hasta la propia Graciela Fernández Meijide, de quien no podrá nunca negarse su enorme tarea en defensa de los derechos humanos, ha dicho en su momento, respecto de las críticas al funcionario renunciante, que era un "chiquitaje llenar de mentiras, como con los 30.000 desaparecidos". Y agregó quien, además de miembro de la Asamblea Permanente por los Derechos Humanos, fue una de las integrantes de la Conadep: "¿Con qué derecho cuando había un conteo de 9000?".


Con la claridad que lo caracteriza, el historiador Luis Alberto Romero decía sobre el mismo tema: "En nombre de los derechos humanos, los franquiciados (quienes agitan la mayor de las cifras) reivindicaron a los héroes de la lucha armada, se convirtieron en jueces universales de conductas ajenas y hasta se animaron a exculpar al general Milani".

Lopérfido también denunció un fraude audiovisual multimillonario durante el kirchnerismo, triangulando dineros del Estado con universidades para favorecer a productoras y comprar voluntades. Como era de esperar, muchos de quienes por estas horas deberían estar dando explicaciones sobre sus abultados negocios con el gobierno anterior prefirieron sentirse agraviados y agraviar al mensajero. Lo mismo sucedió con declaraciones de Javier González Fraga en el sentido de que el kirchnerismo alentó el sobreconsumo, atrasando tarifas y haciéndole creer a un empleado medio que su sueldo "servía para comprar celulares, plasmas, autos, motos e irse al exterior". Las imputaciones que recibió de los defensores del "modelo" no alcanzaron nunca a explicar el fondo de los dichos del economista ni dónde está la verdadera inclusión que aquéllos promovían, sino que, nuevamente, estuvieron dirigidas al ataque personal más artero.

Son las mismas personas que nada decían cuando Cristina Fernández de Kirchner violaba secretos fiscales escrachando a contribuyentes en cadena nacional y utilizaba información reservada para atacar a sus opositores. Menos cuando inauguraba una obra varias veces o apañaba a funcionarios a los que ahora se quiere mostrar como excepciones y no reglas de una década signada por la corrupción.

El kirchnerismo ha pretendido imponer la verdad: la propia como única. La de los demás carecía y carece, por lo visto, de todo valor.

Las atrocidades cometidas por el terrorismo de Estado no están en discusión. Lo dicho tanto por Lopérfido como por González Fraga en materia económica fue poner en palabras opiniones que son compartidas por muchísima gente, aunque en público no se expresen por temor a ser estigmatizados, por aparecer abordando cuestiones "impolíticas" a los ojos de algunos. Permitirse dudar no es ir en contra de nadie ni es razonable que haya que pagar un precio por expresarse libremente.

Volviendo a los dichos de Romero, hay que comprender que el peor enemigo del mito es la investigación crítica y que es riesgoso transformar el mito en historia.


PERONISMO PERPETUO

04/07/2016
                                                                Por Mauricio Ortín

El partido justicialista, o el peronismo a secas, se dirige camino a corroborar con la experiencia, otra vez, que no le entran las balas y que siempre cae parado. Situación esta que, de tan repetida,  la mayoría de los analistas la percibe como la más natural del mundo. Tanto es así que, salvo las célebres de Fernando Iglesias, todas las denuncias y críticas al kirchnerato se formulan siempre desde el supuesto de que el peronismo es otra cosa. Así, la responsabilidad por el latrocinio con que jamás un gobierno argentino haya ofendido a su población quedará acotada sólo a los pocos que se llevarán todas las culpas consigo. Néstor, Cristina, De Vido, López, Aníbal, D’Elía, Etchegaray, Kicillof, Recalde, Larroque y paremos de contar, tienen asegurado el destino de carne de guillotina por encarnar, condensar y agotar al kirchnerismo en su totalidad. No faltarán “peronistas” de pura cepa que le achaquen la condición de infiltrados en el Movimiento o de traidores a la revolución peronista. No son ni serán los primeros, ni los últimos, en ser ofrendados en sacrificio al pueblo. La purga es el último recurso al que el populismo echa mano cuando los “enemigos” endémicos del pueblo (el imperialismo, los medios hegemónicos, el campo oligárquico, la cadena del desánimo y otros) no son suficientes para justificar la corrupción, el despilfarro, el autoritarismo y la incompetencia. ¡Yo no fui! ¡No sabía! ¡Fueron ellos!, señalan los peronistas que acompañan a los Kirchner hasta la puerta del cementerio. Pronto, sin que se les mueva un pelo, su propia genética los llevará a convertirse en los más impiadosos detractores del gobierno del que formaron parte y juraron fidelidad absoluta antes de ayer. Sobreactuarán hasta el punto de, incluso, adjudicar sus yerros a los opositores de entonces. ¿No los hemos visto, acaso, votar con las dos manos la privatización de YPF y luego estatizarla con el argumento de que recuperábamos la soberanía entregada a las multinacionales por los infames “neoliberales”? ¿Y, no fue un gobierno peronista el que por izquierda, con la Triple A y, por derecha, decreto mediante, inició el exterminio de las bandas terroristas del ERP y Montoneros? Ahora nos venimos a enterar que López Rega, Juan Perón, Isabel, Osinde y todos los funcionarios peronistas de ese gobierno eran los perseguidos. Los perseguidores, según el relato pregonado por la política de Estado de DD.HH., eran los militares y policías que reprimían, por deporte o de puro perversos,  a los jóvenes idealistas que iban a las villas a ayudar a los pobres (a las villas, en sus tiempos libres, se entiende; porque cuando había que asesinar, el deber estaba primero). Fueron peronistas de derecha y de izquierda los responsables directos del inicio de esa guerra que hoy ellos llaman “genocidio”. El peronismo montonero engendró el huevo de la serpiente en los años ’70. El que no sólo se hagan cargo como fuerza política de semejante estrago sino que, además, en nombre de la justicia, se los hagan pagar a otros con prisión revela una perversidad insondable. Esa deslealtad del peronismo de no asumir sus culpas revirtió en un alto costo para la sociedad. Hubo de pagarse liquidando dos instituciones fundamentales para la Nación: las FF.AA., que debieron hacerse cargo del muerto; y el Poder Judicial, que se desnaturalizó a sí mismo al naturalizar la injusticia.


No debería ser motivo de sorpresa para nadie que en el curso de pocos meses más, un neoperonismo “honorable” integrado, entre otros, por los Urtubey, Manzur, Randazzo, Scioli y Pichetto, la corran por tímida a Lilita Carrió y se hagan cargo de la moral republicana denunciando a aquellos ex compañeros de ruta que no supieron, o no pudieron, como ellos, saltar a tiempo del barco. Así las cosas, sin importar lo que hagan, hay peronismo para rato. En fin,… la culpa no es del chancho.

jueves, 7 de julio de 2016

CONTINÚAN FALLECIENDO MÁS PRESOS POLÍTICOS



Estimados Amigos:

A través de la Unión de Promociones hemos tomado conocimiento que lamentablemente fallecieron más camaradas, acaecido en las fechas que para cada caso se especifican, quienes se encontraban injustamente detenidos como  Presos Políticos:
  • El 05 de Julio de 2016 el señor Contraalmirante (R) Carlos María Sala (A.R.A. - Promoción 84 - ENM), Preso Político en cautiverio, de 71 años de edad.
  • El 08 de Marzo de 2015 el señor Comisario (R) Arnaldo Nasif Bolmeni (Policía de la Provincia de Buenos Aires).
  • El 12 de Mayo de 2011 el señor Comisario Inspector (R) Miguel Ángel Timarchi de la Policía Federal Argentina.
Consecuentemente, ya son 369 (trescientos sesenta y nueve) los fallecidos, pertenecientes a todas las Fuerzas Armadas, Fuerzas de Seguridad, Fuerzas Policiales, Fuerzas Penitenciarias y Civiles; en el marco de este proceso de persecución, venganza y exterminio, donde SE CONTINÚAN REPITIENDO en forma sistemática infinidad de irregularidades jurídicas, instrumentadas en el ámbito de una justicia prevaricadora.

Del total de Presos Políticos que han fallecido, 27 (veintisiete) decesos se han producido desde el día 10 de Diciembre de 2015.

Expresamos nuestras sentidas condolencias a todos sus familiares, allegados, compañeros y amigos, rogándole al Señor, les conceda pronta y cristiana resignación.

Dadas las avanzadas edades y estados de salud de los Presos Políticos en la Argentina, estas lamentables noticias son cada vez más seguidas. Una vez más levantamos nuestra voz hacia el poder de turno, no pueden continuar con esta matanza selectiva… es su obligación como presidente de todos los argentinos garantizar el debido proceso, la igualdad ante la ley, brindar asistencia sanitaria adecuada y por sobre todo lograr la unión de la sociedad para superar las antinomias que después de casi 205 años aún nos mantienen divididos. Es hora de sin odios, ni venganzas, es hora de una mirada superadora. ¡BASTA!

Sinceramente,

Pacificación Nacional Definitiva

por una Nueva Década en Paz y para Siempre

miércoles, 6 de julio de 2016

LA HISTORIA NOS OBLIGA

Por Héctor Hernán Ruiz Moreno

Como si hubiera entrado en una amnesia y una oscuridad absolutas, la clase dirigente argentina parece haberse negado a rescatar de su actual situación a una institución de la república y de nuestra historia que en todos los países del planeta ocupa un lugar trascendente: las Fuerzas Armadas de la Nación.


La génesis del porqué de la negación y del silencio no forma parte de esta reflexión. El aporte debe constituir un paso positivo y constructivo en esta nueva etapa que se inicia en la Argentina, llena de esperanza y motivación para todos. Sabemos que no va a ser fácil y que la cultura del pasado tratará de hacer lo indecible para perdurar.

La República Argentina no puede integrarse al mundo en plenitud sin que todas sus instituciones se encuentren fortalecidas, o al menos en ese camino.

Las Fuerzas Armadas de la Nación han desaparecido como institución eficaz. Sólo queda una formalidad, un nombre sin contenido. Observen la realidad de nuestros vecinos y del mundo y luego hagan una mirada introspectiva. Quienes eventualmente interpreten que este artículo posee una visión sesgada o interesada, política o ideológicamente, se equivocan mucho. Este artículo pretende movilizar una responsabilidad del Estado para con el país, desde hace muchos años olvidada.

Nuestro mar, nuestras vastas costas, nuestro gran territorio y los cielos que nos cubren requieren gente profesional, plena de valores, capacitada y con recursos suficientes para proteger nuestras riquezas y nuestra paz. Más de una vez se ha escuchado aquello de que no existen ya "hipótesis de conflicto". Esto no es cierto, y su sola mención significa una peligrosa "confusión de Estado". Lo que no existe, quizás, es la figura del enemigo tradicional, por ahora, pero hay muchas otras formas de conflicto que constituyen tremendas realidades. Nuestra obligación es plantear ahora una situación que debe ser atendida, ya que se trata de un deber del Estado para garantizar la defensa del país y la seguridad de sus ciudadanos.

No hay seguridad ciudadana posible (ni interna ni externa) si las fuerzas del orden no pueden recomponer la tranquilidad pública y las Fuerzas Armadas no pueden disuadir a todo aquel que pretenda alterar nuestra paz. Y los hay, pues somos una nación codiciada por la inmensa cantidad de riqueza con la que Dios nos ha bendecido.

Lo primero que debe hacer el Estado es devolver la dignidad a las Fuerzas Armadas, sacándolas del ostracismo y otorgándoles el lugar que les corresponde en esta nueva Argentina, con el rol que los desafíos del mundo demandan. Esto no cuesta dinero, por lo menos no debería. La segunda acción que debe emprender el Estado es dimensionar estas fuerzas en función de objetivos claros, que deben ser trazados como política de largo plazo. Tampoco esto significa erogación alguna. Tercero y último, el Estado deberá gestionar los recursos materiales suficientes como para que esta institución pueda cumplir integralmente su cometido. Hoy, con la apertura al mundo que se ha logrado, muchos países nos acompañarán en una política de Estado que no puede esperar un día más, permitiendo iniciar el adiestramiento de nuestras fuerzas con recursos modernos, que hoy no existen.


Resulta inviable que haya generales sin tropas, almirantes sin buques y brigadieres sin aviones. No son funcionarios públicos de escritorio, pero hoy lo parecen, abarrotados en sus dependencias sin otra actividad que una burocracia sin sentido y muy costosa.

La defensa nacional debe ser una política de Estado, observada en el espejo del mundo, y particularmente en el vasto ámbito territorial americano. Hay mucho por decir, pero este pequeño aporte debería poder contribuir, como un paso a la república en construcción, y un llamado de atención ciudadano de alguien que también quiere que la Argentina se ponga definitivamente de pie y para siempre, pero con todas sus instituciones. Nuestra historia nos obliga y el Bicentenario debería ser un punto de inflexión.

Abogado


NOTA: Las imágenes no corresponden a la nota original. 

martes, 5 de julio de 2016

INVITACIÓN A VETERANOS DE GUERRA DE MALVINAS


TERRORISMO. AHORA ESTAMBUL



Ahora es Estambul[1]. Pero entendamos esto de una buena vez.
No te matan porque sos negro, puto, cristiano, judío, hombre, mujer, musulmán, grande, chico, policía o profesor... el Terrorismo te mata porque los Terroristas son Asesinos. No les importa a quién... matan. No les importa a cuántos... matan. No les importa cuándo...matan. No les importa dónde.. MATAN. Así es hoy y así ha sido siempre.


Y al Terrorismo y a los terroristas, todos los países del mundo los combaten sin piedad. Los persigue, los acorrala y los apresa y los mata si es necesario.



Solo hay un país en el mundo que ha encarcelado a quienes combatieron al terrorismo y a los terroristas; y premia, elogia, homenajea y subsidia a los terroristas que mataron a mansalva sin importarles sin eras negro, blanco, puto, cristiano, judío, musulmán, hombre, mujer, grande, chico, policía o profesor, si estabas en tu casa o en la calle, en la escuela o en el trabajo, en el teatro o en una plaza.. y ese país es, lamentablemente, el nuestro: Argentina.

Horacio R. Palma
Escribidor contumaz




[1] Hace poco fue Estambul, Bangladesh, Bagdad , Arabia Saudita y si miramos hacia atrás hasta llegar al 11 de setiembre de 2001 en New York veremos que el terrorismo ha teñido de sangre el planeta.

A PROPÓSITO DE LA INMINENCIA DE NUESTRO BICENTENARIO, LA ARGENTINA EN SU LABERINTO


Lo que sigue  y leerán después de considerar mis palabras, si les resulta de interés; sucedió en esta Argentina que supimos destruir.

¡¡¡SI SUCEDIÓ!!! aunque lo niegue la historia oficial y les resulte indiferente a legiones de argentinos aun subyugados por el relato y enternecidos por la yegua saqueadora, teatral y mentirosa con pretensiones de mártir de historietas.

Hubo una época en que la sociedad en su conjunto convocó a las FF.AA. y FF.SS. a enfrentar la amenaza del colonialismo ideológico, protagonizada por mercenarios fanatizados capacitados para el asesinato y la destrucción en centros de violencia terrorista. Los políticos impulsando preocupados  pero cómodos en sus oficinas y reductos, por las dudas.

Y lo que ocurrió en nuestro país y otras naciones hermanas fue un poco la premonición de lo que ahora ocurre en el mundo, aunque las motivaciones hayan cambiado, las capacidades dimensionadas y el fanatismo haya llegado a límites inimaginables.

Como sucedió en aquellos ahora olvidados y hasta ignorados tiempos de lucha, en los cuales  impusieron procedimientos de agresión inéditos hasta entonces en nuestro continente, y para los cuales nuestras fuerzas militares no estaban capacitadas, hoy el mundo contempla una escalada terrorista cuyo fin no está a la vista y cuya crueldad podrá rebalsar cualquier límite  y parece no haber fuerza ni fórmula idónea para detenerlo.

En nuestro dramático caso, como se pudo con lo que se tuvo, la agresión fue neutralizada.

Y la mayoría del pueblo apoyó y justificó la lucha.

Se logró que los ciudadanos pudieran volver a ser libres y vivir y transitar sin miedos ni prevenciones angustiantes.

Hasta la delincuencia común se replegó porque debían pagar inexorablemente el costo de sus transgresiones.

Pero muchos ofrendaron  sus vidas  por el costo de esa lucha. Soldados, civiles, niños, dirigentes, comerciantes, intelectuales. Fueron el resultado trágico de una agresión no buscada.

Y aquellos agresores mercenarios y cipayos llamados pintorescamente jóvenes idealistas, lograron con el tiempo imponer una realidad distinta.

Y la mayoría del inconsistente pueblo argentino les creyó porque quizás convenía o era más cómodo adscribirse a dichas mentiras.

Y por la mentira y la tergiversación se apropiaron del poder. Y ejercieron ese poder sin limitación ni principio moral y menos patriótico. Y proclamaron la vigencia de una democracia tramposa para reciclarse constantemente.


Y montaron una estructura viciosa para delinquir y traicionar cualquier principio valioso para el bien común.

Y asumieron como objetivo prioritario la destrucción de las instituciones armadas que por mandato popular los habían derrotado militarmente, para que nunca más fueran una amenaza a sus delirios de enriquecimiento ilimitado y ejercicio del poder omnímodo.

Y abrieron las fronteras de la Patria a la penetración y el establecimiento de las lacras más detestables del delito internacional, sus socios en la trampa y el sakeo.

Y así, aquí y ahora contemplamos sorprendidos la destrucción sistemática de la Patria soñada.

Y nos enteramos, como emergiendo de un largo sueño, que se ha construido en su reemplazo, un estado fallido que nos presenta  una exposición cada vez más truculenta de maniobras, procedimientos, metodologías, acciones y justificaciones arbitrarias y anárquicas, que superan cualquier imaginación.

Y los tránsfugas impulsores de tal maquinación, se mueven con libertad y hasta se dan el lujo de mostrarse ofendidos, asumiendo el papel de mártires.


Y así lo hacen con fingida emoción porque confían en la ineficacia ad hoc de los jueces prevaricadores compañeros de ruta, quienes parecen estar tejiendo una maraña de subterfugios para que el tiempo pase, todo se olvide o prescriba calculadamente.

Y de esa forma podrán  reciclarse otros sinvergüenzas que los reemplacen, quizás con mayor prolijidad y un verso nuevo atractivo.

Pero también aquí y ahora, los soldados que lucharon por nuestra libertad han perdido la suya; la mayoría sin condena, producto de juicios prefabricados con testigos comprados y los argumentos insostenibles de  jueces sin la más mínima dignidad ni capacidad técnica para defender la verdad y cumplir su misión de imponer la justicia que debe ser.

Y muchos, demasiados, están muriendo en prisión sin la atención de nadie salvo de sus sacrificadas familias y de los camaradas que no vendieron su alma al diablo, en contraposición con aquellos otros que traicionaron la continuidad histórica de las instituciones para permanecer y ser simpáticos al mafioso poder de turno

Es precisamente en vísperas de la celebración de los doscientos años de nuestra independencia cuando presentamos al mundo la imagen de un país indefinido, alienado por trivialidades y farandulismos reciclados, débil y despersonalizado. Un país sorprendido por las barbaridades de cada día, pero incapacitado para la defensa de sus valores fundacionales y la verdad. Un país que aún no sabe adónde va o quiere ir. Un país con una clase dirigente, especialmente política, que es apta para venderse al mejor postor, aunque deban traicionar sus convicciones y promesas.

Por lo tanto sería bueno preguntarnos; ¿somos realmente independientes? ¿En todo caso de qué o de quién?; probablemente hayamos logrado nuestra autonomía de los valores que nos inculcaron con el precio de su sangre, los constructores de un país que debió haber sido el líder de América Latina; también de la decencia y el honor; del patriotismo y el sacrificio; de la verdad y la lealtad; de la solidaridad y el respeto mutuo, de la trascendencia y la libertad.

Precisamente esa independencia de aquellos valores fundacionales,   hoy  nos ha hecho dependientes de la mentira y la traición, del egoísmo y la trampa de todo nivel, de la impunidad y de la soberbia totalitaria, de la coyuntura y lo imprevisible, de la venta de las conciencias y el travestismo político y moral, del delito como forma de administrar los recursos de todos, de la justicia falaz y ordinaria, para hipotecar sin remordimientos  nuestra cultura,  tradiciones y objetivos nacionales.

Todo ello camino cierto a la decadencia más indigna, transformadora hasta de  los usos y las costumbres, a la vista y la inoperancia de una sociedad devastada.

¿Estamos en condiciones y preparados para cambiar estructuras mafiosas, pensamientos retrógrados y egoístas; sistemas obsoletos; prácticas deleznables; convalidación cómoda y hasta cómplice de acciones delincuenciales y mentiras,  incapacidad técnica y moral para los cargos públicos, extirpar a cipayos y traidores y transformar de cabo a rabo el país y la sociedad para el renacimiento imprescindible?

En mi humilde opinión, atento a lo que contemplamos, casi imposible.

En este aniversario entonces y en mi particular opinión, no hay mucho que celebrar aunque sea necesario construir ficciones elegantes y recurrir a la retórica falsamente emocionada.

Lo más positivo aunque utópico dado el diagnóstico enunciado, sería una convocatoria firme y decidida a renovar profundamente estructuras, llamar a un compromiso radical hacia el cambio cultural imprescindible y la reconquista de nuestros valores liminares y por sobre todo capturar y condenar en forma ejemplar a todos los tránsfugas que nos han llevado a este estado de cosas. Si no logramos de una vez y para siempre que el delito en todas sus metodologías caracterizaciones y falacias ¡¡¡¡PAGUE!!!!! no tendremos salida.

No sé si aún estamos a tiempo. Nuestros hijos y nietos, algunos ya infectados culturalmente, merecen algo mejor. Aunque las circunstancias no sean alentadoras nuestro último recurso es no perder las esperanzas y rogar a Dios.

Perdón soy un agua fiestas pero no tengo nada que celebrar, aunque hayan pasado doscientos años de aquellas páginas de gloria y ejemplo.

Por lo menos, así, lo veo yo.

Francisco Cervo
Coronel (R)

A continuación, una página de nuestra historia reciente; no oficial, por supuesto.


PATRICIA EN SU LABERINTO

“Regresen,  los necesito, Papá, Mamá ¿Por qué se fueron?  ¿Por qué tuvo que ser así? Tengo miedo, regresen…. Papá, Mamá…”

El incipiente otoño de marzo de mil novecientos ochenta y ocho, ya se manifestaba adornando las veredas  con sus típicas alfombras de hojas amarillas. Esa mañana del 22 de marzo, el joven capitán Figueroa  -alojado en el Círculo Militar,  de Buenos Aires- descendió a desayunar al salón comedor del primer piso. Ingresó a eso de las ocho horas, realizó una revista panorámica del mismo, y eligió la mesa que más cerca estaba del ventanal, que miraba hacia la hermosa Plaza San MARTÍN de Retiro. Hacia esa mesa se dirigió decidido. Tomó asiento, acomodó a su gusto, minuciosamente, los elementos que se hallaban en su mesa: azucarero, servilletero y jarra de agua; y relajado se dispuso a leer el periódico, aguardando al mozo que lo atendiera.

-      ¿Recién llegado joven?

El capitán, sin saber si se dirigían a  él, giró su vista y observó la cálida sonrisa de la anciana vecina que le había formulado la pregunta.

- Sí, respondió. Llegué anoche de Córdoba.
- ¿De paseo? Remató la anciana con ganas de hablar.
- No, por razones de trabajo.
- Ahh!!
- ¿Y usted?
- Yo hace un mes que estoy, y tengo para un mes más.
- ¿Estadía de placer?
- Noooo, vivimos en Azul y vengo a la capital porque tengo una nieta de 28 años, que necesita tratamiento en el Hospital Militar Central.
- ¿Y ella está allí, ahora?
- Noo, está en la habitación, no puede bajar, está sedada, pobre.
- Perdón, ¿qué dolencia tiene?
- Soy la madre del Coronel Camilo Gay, acribillado por la guerrilla en el intento de copamiento de la Guarnición Militar de Azul en el 74, ¿recuerda el hecho?
- Sí, yo era cadete de IIIer año  del Colegio Militar y lo tengo bien presente. ¿Y su nieta fue una sobreviviente?
- Lamentablemente sí, Imagínese tenía catorce años cuando mataron a mi hijo y ella  estaba en las faldas de su madre, que también fue acribillada.

Silencio…

“Mi Dios sacramentado ¿por qué me abandonaste? Tengo miedo, mucho miedo. Me siento muy sola, muy desamparada, me llevaste mis papis. ¿Por qué? No sé qué hacer... ¿Cómo salgo de esto? Esa noche del diecinueve de enero, durante la cena, hablábamos de la fiesta de mis quince, de dónde la haríamos, del vestido, de los invitados, ¿por qué entonces pasó lo que pasó? Cada día es un martirio, lleno de incertidumbre, Ayúdame Dios mío!!!...”

“Calor, mucho calor, la noche del sábado 19 de enero de 1974, Gobierno Constitucional del General Perón, aprovechando las circunstancias que en los cuarteles había gente de licencia, ergo pocos efectivos para la seguridad, la "Compañía Héroes de Trelew" de la organización terrorista autodenominada "Ejército Revolucionario del Pueblo" (ERP), atacó los cuarteles de la Guarnición Militar Azul en la localidad bonaerense del mismo nombre. Lo hicieron con la intención de robar armamento, munición y otros materiales de guerra.  El ataque se inició a las 23.30 horas y las acciones continuaron durante toda la noche, hasta el amanecer del día siguiente.
El “Grupo Secuestro" tenía como misión atacar la casa del jefe, tomar a éste y matarlo o tomarlo como-rehén-junto-con-su-familia.


Irrumpen al cuartel asesinando al centinela de guardia, soldado DANIEL GONZÁLEZ  e hiriendo de gravedad el Tte. 1º CARULLO, Oficial de Servicio.

Mientras estos episodios se desarrollaban, el Jefe del Grupo de Artillería Blindado 1, Tcnl. JORGE ROBERTO IBARZABAL, que habitaba una vivienda frente al cuartel, se dirigió a la casa del jefe de la guarnición, que a su vez era el Jefe del Regimiento de Caballería, Cnl. CAMILO ARTURO GAY. De allí ambos se dirigieron al cuartel, dejando el coronel a su familia en su residencia.

Concurrieron decididamente a colocarse al frente de las acciones. Iban con sus armas de puño. Próximos al arribo y en un sector del arroyo Azul, oscuro y con mucha vegetación son interceptados por un grupo de terroristas, cayendo muerto el Coronel GAY y tomado rehén el Tcnl. IBARZABAL, a quién amenazaron para que no se resistiera,  con asesinar a la familia del coronel que estaba en poder de éstos.

La familia del Coronel GAY fue llevada por los atacantes del cuartel, al sector de la herrería, donde un vehículo debía de recogerlos. El intenso fuego de armas continuaba incesantemente, entre los atacantes y la respuesta contundente de los integrantes del cuartel atacado.

Por una orden superior se procedió a accionar sobre los delincuentes, quienes se negaban a entregarse y solicitaban la presencia de diputados, senadores, periodistas y de un juez federal. En esas circunstancias, el personal militar rodea la herrería, insta a rendirse a los secuestradores de la familia del coronel y ante la resistencia se produce fuego. La Sra. Alcira GAY, estaba sentada en el piso con la cabeza de su hija Patricia, de 14 años, apoyada sobre su falda. Uno de los secuestradores, viéndose perdido apunto con su FAL y le disparó ante el clamor de ambas.   Patricia imploró al atacante que no matará a su mamá, y su grito desgarrador fue como un trueno en la trágica noche. Allí quedó envuelta en su sangre y bañada en lágrimas”.

Porqué tarda tanto la abuela, se fue a desayunar y ya
hace más de una hora y no regresa. Tengo  miedo…”.

- Bueno señora, ha sido un gusto conocerla. Deseo la mejor recuperación para la nieta.
-  Gracias Joven Capitán, Dios lo guarde en su gloria…

En 1993, el 05 de octubre, las noticias de los diarios del país daban cuenta del suicidio de Patricia Gay, se había arrojado desde el séptimo piso de su edificio. Los medios aclaraban que “Nunca se recuperó de la pérdida de sus padres”…

 Querida abuelita, compréndeme, no podía más… Extrañaba
mucho a Papá y Mamá, nunca entendí…


Córdoba, 25 de Junio de 2016